Cada vez hay menos niñas que se llaman Lledó. Aunque los estudios antropológicos y sociológicos de los investigadores de los nombres más tradicionales de la provincia coinciden en que la situación es "fruto de las modas", el fervor de la Mare de Déu en la capital hace que este nominativo personal no se pierda. "Ha habido una evolución en la nomenclatura de las personas en contra del santoral cristiano, que propicia que ahora estén de moda nombres como Jessica, Vannesa, Sheila o hasta Chenoa, a causa de personajes famosos o artistas, por ejemplo".
Las fiestas en honor a la Mare de Déu del Lledó han propiciado una reflexión sociológica en la que destaca que "Lledó es un nombre que empezó a ser habitual en las niñas castellonenses en la Renaixen§a, con el resurgir de los nombres autóctonos, y en valencia , cuando se recuperaron las raíces propias, y eso se volvió a ver a principio de los años 80, con los nuevos nacionalismos.
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Cacho
En la capital de las antiguas Asturias de Santillana, en el siglo XVI, el apellido Cacho ya era bien conocido por su posición en los oficios religiosos de la Colegiata, aunque su mayor esplendor llegó en las centurias siguientes y muy especialmente en la localidad de Hinojedo. En este pueblo, gran parte de las tierras y otras propiedades estaban en manos de tres o cuatro linajes: Velarde, Díaz de Cacho, Arce y Cacho. La casa de los Díaz Cacho estaba en el barrio de la Gándara y otra de los Cacho en el barrio de Vía. Ambas han desaparecido y las dos tenían su escudo heráldico. El apellido Cacho dejó su rastro documentado en las inmediaciones de Torrelavega, Santander y Laredo en los siglos XVII y XVIII y aún a finales del siglo XIX está bien representado en el área central y oriental de la costa de Cantabria.En Peñacastillo está el origen del apellido Rivas-Cacho, uno de cuyos descendientes fue militar en Méjico y obtuvo el título de Marqués de Rivas-Cacho en 1764. Otra rama de los Cacho creció en Perú al amparo de los cargos administrativos y militares.Como es frecuente, hay gran confusión y fantasía con los escudos de armas de los Cacho. Los nobiliarios y algunas enciclopedias ofrecen versiones para todos los gustos que no guardan relación con otras fuentes históricas más fiables.
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